miércoles, 26 de septiembre de 2012

ESCUDO DE BOYACA


Forma circular con bordura dorada, llevando en su centro el Puente de Boyacá y en sus alrededores tres toldas de campaña dentro del paisaje del lugar con un sol naciente.
Tras la cordillera oriental, como timbre corona Muisca de oro, utilizada por nuestro pueblo primitivo para divinizar a los poseyentes del poder; en la antigüedad los chibchas como otros pueblos de planeta, ceñiari la cabeza del hombre con facultades superiores, para honrar al sitio más noble de su persona y la significación simbólica en el escudo representa una parte de nuestro origen.

Como cimera y enmarcando el escudo, águila negra mirando al lado diestro del escudo, con las alas abiertas, cola baja esparcida y garras, usada por España como símbolo de poder supremo a partir de los Reyes Católicos, que originaron el descubrimiento de América, nuestro idioma y nuestra religión, y la significación simbólica, como decoración del escudo, representa la otra parte de nuestro origen étnico.

En lugar inferior, una cinta ondeante en oro, con la inscripción en negro:

              “INDEPENDENCIA 7 DE AGOSTO DE 1819”


LOS MUISCAS






El término "Sogamoso" proviene del vocablo chibcha "suamox", que significa "morada del sol". El lugar fue elegido por Bochica como sede de los sumos sacerdotes y allí se encontraba "El Templo del Sol", que por su suntuosidad y las riquezas que contenía, era el mayor centro religioso de los muiscas. Desde los Cojines del Zaque, en los altos de San Lázaro, el cacique y los sacerdotes se arrodillaban mirando hacia el lugar.
Construido sobre la margen derecha del riachuelo Monquirá, según las crónicas, era un enorme bohío de estructura circular con techo de paja. Su piso era de esterilla finamente tejida y no tenía ventanas.
Sus columnas, en tres filas concéntricas, eran gigantescos guayacanes traídos desde los llanos del Casanare; este árbol tenia gran significado cosmológico por cuanto que varios guayacanes sostenían el mundo antes que Bochica encargara esta tarea a Chibchacum. Por otra parte el Templo representaría el cosmos, los guayacanes las bases y el universo el techo.

El profesor Silva Celis que construyó una réplica, creía que había cuatro caminos de acceso al Templo que coincidían con los puntos cardinales y que marcaban el paso del sol; estos caminos eran utilizados unos para acceso y otros de salida exclusivamente; las pequeñas escotaduras por las que se debía entrar a gatas mostraban el paso del sol.
También era una necrópolis, donde reposaban los restos de sus caciques o sumos sacerdotes.

La destrucción
Cuando Jiménez de Quesada tuvo conocimiento del Templo del Sol, ávidamente llegó en los primeros días de septiembre de 1937, luego de someter al cacique Sugamuxi, y asegurar el poblado decidió esperar a la luz del nuevo día para saquearlo.
Pero en horas de la noche, los soldados Miguel Sánchez y Juan Rodríguez Parra, ansiosos de conocer las riquezas, alumbrados con teas ingresaron. Encontraron a un anciano y silencioso sacerdote que luego sería víctima de las llamas. Adornados con finos ornamentos, estaban colocados sobre barbacoas de finas maderas resinosas los cuerpos momificados de antepasados ilustres.
Mientras recogían parte del tesoro, incendiaron accidentalmente el lugar, las llamas tomaron tal fuerza, que no pudieron remediarlo, huyendo cono lo apoderado.
El fuego duró mucho tiempo. Juan de Castellanos, cuenta: "El fuego de esta casa fue durable espacio de cinco años, sin que fuese invierno parte para consumirlo; en este tiempo nunca faltó humo en el compás y sitio donde estaba: tanto grosor tenía la cubierta, gordor y corpulencia de los palos sobre que fue la fábrica compuesta".

La reconstrucción
En 1942 Silva Celis halló en las cercanías del barrio Mochacá de Sogamoso un cementerio muisca, con tumbas indígenas que conservaban el testimonio de los rituales funerarios. Encontró las momias de muiscas de linaje y pudo precisar el sitio en el que se alzaba el Templo del Sol, dedicándose entonces a reproducirlo.
La réplica construida tiene 18 metros de altura. Los símbolos en la cúpula de carrizo tejido narran la formación de las tierras que conformaban los cacicazgos del Zipa y el Zaque. Sus pequeñas aberturas sirven de calendario: cada 22 de diciembre el sol se proyecta perfectamente sobre el robusto pilote central, dentro del templo circular. Alrededor del templo se encuentra un cementerio que contiene cuerpos momificados.
Hoy es parte del Museo Arqueológico de Sogamoso, una dependencia adscrita a la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.













SOGAMOSO


Desde el siglo V D.C., Sugamuxi, más tarde Sogamoso, fue la capital del Imperio Chibcha y el centro religioso de mayor importancia durante la época prehispánica.
 
Ä     1.537 Llegada de los españoles bajo el mando de Gonzalo Jiménez de Quezada - Incendio del Templo del Sol.
Ä     1.552 Construcción del primer asentamiento español en lo que es hoy el Barrio Mochacá.
Ä     1.810  Un 6 de septiembre es declarado Villa Republicana.
Ä     1.875 Fundación del Primer Banco de Sogamoso e instalación del telégrafo.
Ä     1.882 Emisión de billetes cambiarios.
Ä     1.909 Apertura de la vía Sogamoso - Bogotá.
Ä     1.929 Inauguración del Teatro Sogamoso.
Ä     1.931 Inauguración del Ferrocarril del Norte.
Ä     1.946 Construcción del Aeropuerto "Alberto Lleras Camargo".
Ä     1.954 Entra en operación la empresa Acerías Paz del Río.





BOYACA




DEPARTAMENTO DE BOYACA







Dice la leyenda que la diosa Bachué, con un niño
de tres años de la mano, emergió de la laguna de San Pedro de Iguaque.
La diosa y el niño fundaron a la mencionada población, donde construyeron una choza que se convirtió en la primera vivienda de los Muiscas.

Cuando el niño creció, Bachué,se casó con él y prendieron viajes.

De cada parto nacieron cuatro y seis hijos que poblaron la tierra.

Después de muchos, años de peregrinar, regresaron a la laguna original y tras exhortar a sus hijos y nietos a la paz, se despidieron de ellos, se convirtieron en dos grandes serpientes y regresaron al agua.
El nombre de Boyacá es de origen chibcha y quiere decir «cercado del Cacique o región de las mantas». Al respecto, el historiador Javier Ocampo López dice: «con este nombre se conoce también una pequeña población indígena anterior a la conquista española y actualmente municipio, por cuyas tierras corre el riachuelo «Boyacá o Teatinos», en cuyas márgenes se desarrolló la batalla del Puente de Boyacá, la cual selló la independencia de Colombia el 7 de agosto de 1819.

En honor a la batalla memorable que dio la culminación político - militar a la Revolución de Independencia de Colombia, surgió en la Constitución de Cúcuta de 1821, el Departamento de Boyacá integrado por las Provincias de Tunja, Tundama, Casanare y los cantones de Chiquinquirá y Vélez.

El actual Departamento de Boyacá se conoció en la época colonial con el nombre de Provincia de Tunja y fue organizada como Corregimiento, el cual era administrado por Corregidores y Justicias Mayores; sus límites iban desde las tierras de los Muzos pasando por Turmequé, Tunja, Tundama, Sogamoso, Vélez, Socorro, San Gil, Soatá, El Cocuy, Río de Oro, Pamplona, Pedroza, San Cristóbal, Mérida y Barinas, hasta el Lago de Maracaibo y Barquisimeto en Venezuela. Por la misma época colonial se separaron Mérida, San Cristóbal, Pedroza y Barinas en Venezuela, luego Socorro, San Gil, Vélez y por último Pamplona.

El Departamento de Boyacá fue creado en el Congreso de Cúcuta, en 1821, en homenaje a la batalla del Puente de Boyacá con la cual culminó la independencia de Colombia.

La Constitución Política hecha por ese Congreso ordenó la división administrativa del país en Departamentos, éstos en Provincias, las provincias en cantones y los cantones en Parroquias.  En  sus artículos 8° y 150 y la Ley del 8 de octubre del mismo año dividió al país en siete departamentos y uno de ellos fue Boyacá integrado por las provincias de Tunja, Socorro, Pamplona, Casanare y los cantones de Chiquinquirá y Vélez.

La provincia de Tunja quedó conformada por los cantones de Tunja, Leyva, Chiquinquirá, Muzo, Sogamoso, Tenza, Cocuy, Santa Rosa, Soatá, Turmequé y Garagoa; la provincia de Socorro,  por los cantones del Socorro, San Gil, Barichara, Charalá, Zapatoca, Vélez y Moniquirá; la Provincia Pamplona, por los cantones de Pamplona, San José de Cúcuta, El Rosario de Cúcuta, Salazar, La Concepción, Málaga, Girón, Piedecuesta y Bucaramanga; y la provincia de Casanare, por los cantones de Pore, Arauca, Chire, Santiago, Macuco y Nunchía.

El 13 de Junio de 1857 el Congreso de la Nueva Granada juntó las provincias de Tunja, Tundama, Casanare, los Cantones de Chiquinquirá y Moniquirá y les dio el nombre de Estado Soberano de Boyacá, en ese mismo año lo dividieron en cuatro departamentos: Tunja, Oriente, Tundama y Casanare.

En el año 1886, la Constitución Política de Colombia dio el nombre de Departamentos a los Estados Federales que conformaban el país. Como Boyacá era uno de ellos, tomó el nombre de Departamento de Boyacá, y su división interna cambió a ocho departamentos: Tundama, Norte, Occidente, Oriente, Centro, Gutiérrez, Sugamuxi y Ricaurte, suprimiéndose las provincias.

Por el Decreto Ejecutivo N° 306 de 1911, le segregaron a Boyacá varios municipios para conformar la Comisaría de Arauca. En 1950 se hizo otra segregación más grande para formar la Comisaría de Casanare que años más tarde volvió al Departamento.

En el año 1973 por la Ley 19 fue definitivamente segregado el territorio de Casanare para convertirse en Intendencia y posteriormente en Departamento. A partir de 1973, el Departamento de Boyacá tiene la forma y superficie actuales, representa el 2% de la superficie total del país y comparado con los otros departamentos ocupa el 20° lugar en extensión.



EL PUENTE DE BOYACA Y SUS MONUMENTOS


Reseña del Campo Histórico

Saliendo de Bogotá, por la autopista central del Norte a 115 kilómetros y a 14 kilómetros de la ciudad de Tunja, la capital de Boyacá, se localiza ‘’El Altar de la Patria’’, lugar donde nació la República y la Democracia Colombiana, la cual contribuyó en defensa de la soberanía Americana.
Sábado 7 de agosto de 1819

(Parte de batalla, firmado por el general Carlos Soublette, Jefe de Estado Mayor  Ventaquemada, Agosto 8 del 1819).  (Documento transcrito textualmente).
 
“Al amanecer del día de ayer desde el Alto de San Lázaro de la ciudad de Tunja dieron parte los cuerpos de avanzada, que el enemigo estaba en marcha por el camino de Samacá. El ejército se puso sobre las armas, y luego se reconoció que la intención del enemigo era pasar por el Puente de Boyacá, sobre el río del mismo nombre, para abrir sus comunicaciones directas y ponerse en contacto con la Capital de la Nueva Granada, nuestras tropas marchan por el camino principal para impedírselo y forzarlo a admitir la batalla. 
 
A las dos de la tarde, la Primera División enemiga llegaba al puente, se dejó ver nuestra descubierta de caballería. El enemigo que no había podido aún descubrir nuestra fuerza, creyó que lo que se ponía era un cuerpo de observación, lo hizo atacar con sus cazadores, para alejarlo del camino, mientras que el cuerpo del ejército seguía su movimiento. Nuestras divisiones aceleraron la marcha, y con gran sorpresa del enemigo se presentó toda la infantería en columnas sobre una altura que dominaba su posición.

La vanguardia enemiga había subido una parte del camino persiguiendo nuestra descubierta y el resto del ejército estaba en el bajo, a un cuarto de legua del puente y presentaba una fuerza de 3.000 hombres. 
 
El Batallón Cazadores de nuestra vanguardia desplegó una compañía en guerrilla, y con las demás columnas atacó a los cazadores enemigos, y los obligó a retirarse precipitadamente hasta un paredón, donde fueron también desalojados; pasaron el puente y tomaron posiciones del otro lado; entretanto, nuestra infantería descendía, y la caballería marchaba por el camino. 
 
El enemigo intentó un movimiento por su derecha, y se le impusieron los rifles y una compañía Inglesa. Los batallones Primeros de Barcelona y Bravo de Páez, con el escuadrón de caballería de Llano Arriba, marcharon por el centro. El batallón de Línea de Nueva Granada, y los Guías de Retaguardia se unieron al batallón de Cazadores y formaron a la izquierda. La columna de Tunja y la del Socorro, le cierran la retirada por los cuatro costados. 
 
En el momento se empeñó la acción en todos los puntos de línea. El Señor General Anzoátegui, dirigía las operaciones del centro y de la derecha: hizo atacar un batallón que el enemigo había desplegado en guerrilla en una cañada, y lo obligó a retirarse al cuerpo del ejército, que, en columnas sobre una altura, con tres piezas de artillería al centro y dos cuerpos de caballería a los costados, aguardó el ataque. Las tropas del centro despreciando los juegos que hacían algunos cuerpos enemigos, situados sobre el flanco izquierdo, atacaron la fuerza principal. El enemigo hacía un fuego terrible, pero nuestras tropas, con movimiento de las audaces y ejecutados con la más estricta disciplina, envolvieron todos los cuerpos enemigos.

El escuadrón de caballería de Llano Arriba cargó, con su acostumbrado valor, y desde aquel momento todos los esfuerzos del General español fueron infructuosos. Perdió su posición. La compañía de Granaderos a caballo (todos de españoles), fue la primera que cobardemente abandonó el campo de batalla. La infantería trató de rehacerse en otra altura, pero fue inmediatamente destruida. Un cuerpo de caballería que estaba en reserva, aguardó la nuestra con lanzas caladas, y fue despedazando a lanzazos, y todo el ejército español en completa derrota y cercado por todas partes, después de sufrir una grande mortandad, rindió sus armas y se entregó prisionero.  

Casi simultáneamente el General Santander que dirigía las operaciones de la izquierda y que sólo le había puesto sus cazadores, cargó con unas compañías del batallón de líneas y los guías de retaguardia, pasó el puente y completo la victoria. 
 
Todo el ejército quedó en nuestro poder, fue prisionero el Coronel Barreiro, Comandante del ejército español en la Nueva Granada, a quien tomó en el campo de batalla el soldado de Primero de Rifles, Pedro Pascasio Martínez; fue prisionero, su segundo, el Coronel Jiménez, casi todos los comandantes y mayores de los cuerpos, multitud de subalternos y más de 1.600 soldados: todo su armamento, municiones, artillería, caballería, etc., apenas se han salvado 50 hombres, entre ellos algunos jefes y oficiales de caballería que huyeron antes de decidirse la acción. 
 
El General Santander con la vanguardia, y los guías de Retaguardia, siguió en el mismo acto en persecución de los dispersos hasta este sitio y el General Anzoátegui con el resto del ejército permaneció toda la noche en el mismo campo. No son calculables las ventajas que ha conseguido la República con la grandiosa victoria obtenidas ese día. Jamás nuestras tropas habían triunfado de un modo más decisivo y pocas veces había combatido con tropas tan disciplinadas y tan bien mandadas. 
 
Nada es comparable a la intrepidez con que el señor General Anzoátegui, a la cabeza de dos batallones y un escuadrón de caballería, atacó y rindió el cuerpo principal del enemigo. A él se debe en gran parte la victoria. El señor General Santander dirigió sus movimientos con acierto y firmeza. Los batallones Bravos de Páez 1 de Barcelona y el escuadrón de Llanoarriba combatieron con valor asombroso, las columnas de Tunja y el Socorro se reunieron a la derecha al decidirse la batalla. En suma, su excelencia ha quedado altamente satisfecho de la conducta de todos los jefes, oficiales y soldados del ejército Libertador en esta memorable jornada.  
 
Nuestra pérdida ha consistido en 13 muertos y 53 heridos; entre los primeros, el Teniente de caballería N. Pérez y el Reverendo Padre Fray Miguel Díaz, capellán de Vanguardia; y entre los segundos, el sargento mayor José Rafael de las Héras, el capitán Jhuson y el teniente Rivero’’.